Todos conocemos la figura del héroe, esa personaje con habilidades sobrehumanas que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias. El héroe siempre ha sido una figura muy importante en muchas culturas, sobre todo en oriente. Pero en este caso mi héroe es el “héroe americano”. Esos que tanto dinero les han hecho ganar a la industria cinematográfica de Hollywood en las últimas decadas. Superman seguramente sea el padre de esta generación. Obviamente se trata de una figura de ficción.
El ser humano es ambicioso y egoísta por naturaleza. Todos queremos ser héroes, queremos ser especiales, tener un poder que nadie tenga. Yo siempre quise serlo, ¿y quién no? Por desgracia, estoy seguro de que si todos fuésemos héroes al mundo le quedarían cuatro días contados…
Un héroe tiene dos caras, y muchas son las representaciones que se le atribuyen. Una de ellas es la que lo hace distinto: sus poderes. La otra es la más importante, es la que hace que ese mundo de ficción nos parezca real: es uno de los nuestros. Es un mundo posible. El héroe quiere (aunque no siempre lo consiga) pasar desapercibido, así que, ¿quién nos dice que no puede ser nuestro vecino? El héroe se humaniza y se acerca más al público gracias también a sus sentimientos
Se presenta como una persona responsable, concienciada de los problemas de la sociedad, altruista, y está por encima de cualquier tentación de poder o riqueza, todo lo contrario que el villano. El héroe significa la esperanza. Aquello contra lo que lucha representa también amenazas reales de nuestra sociedad, una sociedad corrompida por demasiados males. Desde esos peligros internos relacionados con los pecados universales de la condición humana, hasta las amenzas externas de ataque físico, que nos recuerdan tanto a los atentados terroristas reales. Al hablar del "héroe americano" queda al descubierto así la comparativa entre héroe/villano y occidente/oriente, tema del que podríamos hablar mucho.
A menudo se le caracteriza como un ser solitario e incomprendido, atormentado constantemente por cuestiones morales, y puede tener momentos bajos, en los que se siente derrotado por una sociedad que no tiene cura. Aún así, él es el elegido, el Mesías moderno que nos salvará. El héroe puede sufrir mucho, pues en ocasiones deberá hacer sacrificios por el bien de la sociedad, por un bien colectivo.
Tradicionalmente el héroe ha sido un elemento de cómic, pero como se comentó en clase, los avances tecnológicos han provocado que este mundo inunde el cine en los últimos tiempos. De hecho, reconozco que yo mismo he sido literalmente abducido por la serie norteamericana Héroes, de la NBC, la cual recomiendo a todo el mundo.
El ser humano es ambicioso y egoísta por naturaleza. Todos queremos ser héroes, queremos ser especiales, tener un poder que nadie tenga. Yo siempre quise serlo, ¿y quién no? Por desgracia, estoy seguro de que si todos fuésemos héroes al mundo le quedarían cuatro días contados…
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